Sauraha salvaje, en el corazón de Asia Central

Dicen que Joseph Rudyard Kipling, británico nacido en Bombay, cuando escribió su famoso “Libro de la selva” en 1984 lo hizo inspirándose en las salvajes tierras de Chitwan. Aquí, lugar donde viven todos y cada uno de los protagonistas de su novela: el tigre, el oso negro, la serpiente, los elefantes. Siendo esto un homenaje personal a la tierra que le vio nacer en el seno de una familia británica.

Chitwan significa “Corazón en la jungla”, hoy en día es una reserva patrimonio mundial de la Unesco, con 932 km2 protegidos de bosques, pantanos y praderas repletas de poblaciones de animales salvajes. Este mundo de nieblas y selvas a 400 metros de altitud contrasta en el país del Himalayas y los ochomiles.

El parque nacional Chitwan está ubicado en la zona baja de Nepal, a unos 170 kilómetros de Katmandú, extendiéndose su territorio entre los ríos Rapti y Narayani hasta la frontera con la India. Es un área protegida de las tierras bajas de Teraï, un cinturón de pantanos, sabanas y bosques localizados al sur del Himalaya y las montañas Siwalik, y al norte de la llanura formada por los ríos Ganges, Brahmaputra y sus afluentes.

Sauraha era mi destino, un pequeño poblado ubicado a las orillas del río Rapti, el cual nace en la cordillera Mahabharat (esto en la frontera entre India y Nepal). Este poblado salvaje es la puerta de la jungla donde los cocodrilos y rinocerontes son dueños y señores.

El poblado es bastante pequeño y rústico, cuenta con algunos almacenes y “hospedajes”, con suerte y paciencia puedes encontrar fácilmente algún acogedor hotel. Yo tuve suerte y me hospedé en el centro del pequeño poblado que contaba para mi con lo más importante: doble malla en sus ventanas para evitar la entrada de mosquitos, insectos y todo ese pequeño submundo que te hace a veces entrar en pánico. Aún así, sabiendo que estaba en la selva mi impresión fue mayúscula cuando vi una gigante araña amarilla entre la malla de mi ventana.

Primer día, recién llegada a este lugar salí a caminar por el poblado sin dimensionar lo que veía, mi mente occidental no dejaba de impresionarse al ver elefantes en las calles con personas en sus lomos, en medio de unas pocas motos y alguno que otro vehículo. Lo cierto es que estos animales son usados como medio de transporte y de carga. A poco andar aparecen ante mi carteles de advertencia ¡PELIGRO con los tigres! lo cierto es que quedé sin aliento. Pensaba.. Sí.. sé que estoy en un poblado digamos salvaje, pero.. tan salvaje? Quedé asustada a decir basta pensando que en cualquier momento de algún rincón aparecería alguna fiera y me atacaría. Imagínense, calles de tierra mal iluminadas, vegetación alta y letreros de peligro. Definitivamente fuera de cualquier zona de confort.

Era mi primer día en Sauraha y una familia Suiza me invitó a realizar un safari a la jungla en un todoterreno, acepté sin pensarlo mucho. Fue así como para llegar al 4×4 debíamos caminar hacia las orillas del río Rapti y usar una canoa para cruzar aquel río. La canoa; un tronco de la ceiba petranda partido por la mitad donde hay que mantener el equilibrio y no moverse mucho para no volcar y caer a las aguas donde abundaban los cocodrilos. Welcome to Chitwan!

El safari de bienvenida fue fantástico! solo que mucho calor. El clima tropical con alta humedad hacía que me sintiera algo fastidiada. Vimos muchos animales y aves. Colores y sonidos los cuales sin duda disfruté mucho.

Al amanecer luego de mi primera noche en este lugar, personal del hotel toca mi puerta para indicarme que mire por la ventana, dándome además instrucciones de precaución al salir ya que había un rinoceronte en mi patio. Sí! un rino!! tal cual como está leyendo! Un rino salió de los limites del parque y entró al pequeño poblado, en esta ocasión fue bastante pacífico, en otras ha pasado arrasando todo a su paso.

Desde Sauraha podemos entrar a la selva de varias formas; a través de un safari en un todoterreno que permite en poco tiempo adentrarse a lugares más alejados o bien a los lomos de un elefante siendo esta una de las formas más seguras ya que no teme a ningún otro animal y es “respetado” por los peligrosos y grandes como los rinocerontes. Sólo encima de un elefante nos podemos acercar a estos increíbles animales sin temor a ser embestidos.

Con mi sed de aventura quería más que un safari en un todoterreno por lo que conseguí un guía local conocedor de la jungla llamado Ram, quien intentó en poco tiempo enseñarme los secretos para moverme con algo de seguridad en este territorio feroz. Caminar en la jungla fue un riesgo que en su momento no dimensioné,  mientras se camina no hay ninguna protección, nada que te separe y/o proteja de los animales salvajes, por lo mismo se deben tomar muchas precauciones. Lo primero que hizo Ram fue orientarme sobre el tipo de ropa a vestir para no llamar la atención de algunos insectos y quizás algunas otras especies, luego me dio clases de sobrevivencia en la jungla (que era mi objetivo, lo más quería aprender) con unos tips muy particulares como por ejemplo, si nos veíamos amenazados por cocodrilos y osos debíamos golpearlos con un palo de bambú en el hocico y eso era santo remedio jajaja llega a sonar absurdo., sin embargo era lo que ellos hacían. Respecto a los rinocerontes son muy rápidos corriendo en línea recta pero no pueden girar en carrera, así que en caso de que un rinoceronte corra hacia nosotros debemos correr en zig-zag. Con el tigre era diferente.. en caso de sentirte amenazado debías mirarlo fijamente a los ojos, sostenerle la mirada y sacar la fiera que llevas dentro… en ningún momento se te ocurra darle la espalda osino considérate una presa, vaya por Dios! y el elefante?.. no hay mucho que hacer, si corres te alcanzará, si subes a un árbol lo romperán con su trompa, osea.. solo te podría salvar un milagro, por lo tanto ponte a rezar! oh my god! vaya instrucciones! aparte de gritar como loca no hubiese hecho ni la mitad de las indicaciones que me dio. Ahora que ha pasado tiempo y lo pienso, no volvería a poner mi vida en riesgo de tal manera.

Comencé con miedo a caminar y creo haber llevado menos de 5 minutos cuando Ram me dice que me detenga y retroceda. Eso ya hizo que me corriera un agua por la espalda, pero cuando escucho la palabra “Bear” solo quería arrancar de ahí. Sí! Un oso! Estaba ahí agazapado entre la alta hierba esperando cauteloso. Sin duda este no era Baloo el mejor amigo de Mowgli. La mayor cantidad de ataques de animales salvajes a los habitantes de estas tierras son protagonizados por osos.

Con esta descarga de adrenalina dado a este encuentro con el oso quedé con el alma en un hilo y a esta altura me asustaba hasta el más mínimo sonido de un pájaro. Decidimos retroceder y continuar el recorrido en canoa, realmente fue una buena decisión, una maravilla que disfruté mucho. Navegamos en medio de un silencio abismal descubriendo así  los rincones más bellos e impresionantes. El agua tibia del río junto al aire frío hacía que  se formara una ligera niebla que le daba un halo de misterio increíble. En este tramo vimos cocodrilos, monos, ciervos, búfalos de agua y mucho más.

Pasamos por algunas aldeas autóctonas de la etnia Tharu que viven en estas zonas. Aquí se puede conocer un poco más sobre su cultura ancestral y admirar sus casas de paja llamadas “machan” o torres de reloj. También puedes  presenciar la danza de los palos utilizada para mantener alejados a rinocerontes y a otras especies salvajes. La población Tharu vive en esta región desde hace muchos siglos, y supuestamente tiene una resistencia innata a la malaria.

Respecto a Chitwan, hace años durante la época de conflicto maoísta perdió mucha fauna, pero según censos recientes ha recuperado la población de rinocerontes y tigres de bengala. Actualmente existen patrullas que vigilan la reserva y se han producido numerosas detenciones de furtivos, por lo que el lugar está más protegido y las poblaciones animales están volviendo a crecer.

Exite en este lugar un centro de cría del cocodrilo gavial, especie amenazada. Aquí recogen los huevos de hembras en libertad para incubarlos en una zona segura. Allí nacen y se mantienen hasta la edad de cuatro años cuando son liberados.

Chitwan a pesar de sus maravillas me dejó un sabor amargo. Hay mucha explotación animal específicamente a los elefantes con fines turísticos. Vi algunos bastantes maltratados y encadenados en proceso de domesticación. Algunas empresas montan verdaderos circos con estas especies, venden actividades como el “elephants shower” donde pagas un par de rupias y puedes bañarte con elefante que ha ido totalmente domesticado para este fin. Hay que pensar bien lo que quieres realizar en estas zonas, ojalá siempre sean actividades con menor impacto y que no contribuyan al maltrato animal.

Los 5 grandes de Chitwan:

Rinoceronte Indio de un solo cuerno; Este parque es uno de los últimos refugios para este animal, y es uno de los animales que más se ven en los safaris por la reserva. Tan sólo quedan unos tres mil ejemplares en el mundo, y la mayoría se encuentran en Chitwan.

Elefante asiático; Los que se ven por las aldeas son elefantes domesticados que utilizan sus habitantes para labores del campo, otros pocos están destinados a realizar safaris por el parque, pero también los hay salvajes en la vecina Reserva de Parsa.

Tigre de Bengala; Es el mayor predador de las junglas de Nepal. Son difíciles de ver ya que se esconden durante el día y sólo existen poco más de un centenar.

Gaviales; Se trata de un cocodrilo de morro alargando y fino, lleno de innumerables dientes y una protuberancia al final. Se trata de una especie en peligro de extinción, pero con programas de reproducción en Chitwan, se está empezando a recuperar lentamente la población.

Osos; muy temido entre los habitantes por su agresividad. Con una gran habilidad a trepar por los árboles, se alimentan de termitas y hormigas gracias al morro alargado que tienen, las aspiran por un hueco que tienen entre los dientes, y dicen que el ruido que emiten puede oírse hasta 100 metros de distancia.

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